miércoles, octubre 04, 2006

XII: Las primeras lluvias

Las primeras lluvias de octubre
llegaron pronto,
las gotas se desgarraron del cielo
como aves heridas en pleno vuelo.

El silencio se volvió habitual:
-¿En qué pensás?
-Nada. Sólo recordaba...

La intranquilidad surgió de sus manos,
temblaban como hojas bajo la lluvia:
-Dejá de pensar en eso, no te hace bien.
-Está bien, pero a veces hacer recuento me ayuda.
-Bueno, contáme, ¿Qué pasa?

Su tranquilidad es vital para la mía,
yo tranquilizándola,
dándole fuerza para que no la ahogue la lluvia,
mientras me contengo
de no comprar golpes para los que golpean:
-Ya todo está en buenas manos,
mejor nos tranquilizamos y contamos estrellas,
¿Te parece?

Espero que la luna aprenda a renacer
sin tener que quemarse por completo,
yo vigilaré que sea tranquilo su sueño
para que siempre pueda sonreír.

-¿De qué te reís?
-De nada. De vós... de mí... de lo mucho que nos buscamos...

En realidad sonrío.
Sonrío de poder sonreírle a la vida,
sonrío de tranquilidad,
sonrío de nervios por enfrentar la posibilidad
de construir sueños con materiales palpables.

Sonrío de vós, de la locura de estar conmigo;
de mí, de la aventura de quererte.

Sonrío de la suerte de poder besarte antes de dormir
y de dormir besándote.

Sonrío de escuchar muchas historias,
algunas extrañas, inimaginables,
algunas cercanas, hechas de diamantes.

Las primeras lluvias llegaron,
con truenos, gritos y rayos,
sin embargo no lograron
afixiar a la luna, a las flores,
ni a las aves
que del fuego saben cómo resurgir...

Fran Fallas.

No hay comentarios: