Te sentás a la mesa
del otro extremo,
desde el otro silencio.
Sostenés la taza del café con las dos manos,
como quien busca refugio ante este frío.
Me pierdo en la angustia y la nostalgia de no poder decir nada.
Te perdés en la taza humeante, en la lluvia tormentosa y la calidez de la habitación.
Te sentás a la mesa, como antes, como siempre,
me siento a la mesa del olvido, a la mesa en donde una vez construimos sonrisas,
mas hoy el café se enfrió en mis manos
y los chocolates no bastan para olvidar.
Te sentás a la mesa,
desde el otro extremo te observo
y recuerdo que realmente no estás,
que sólo has dejado esa mirada vacía
para acompañar mis nostalgias,
y que sin embargo lo que logra es profundizarla...
Te sentás a la mesa pero ya has retirado
las miradas, las sonrisas y las palabras;
lo que me dejás aquí en la mesa es un silencio
entre café.
(continúa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario