lunes, julio 24, 2006

VI (algunos recuerdos)

Yo te dije que me quedaría con los buenos recuerdos:

tomar tu rostro entre mis manos,
besarte, hablar mientras te beso y decirte cuanto te he querido,
llorar de alegría,
dejar que el tiempo pase así distraído por nosotros,
por la forma en que tus manos me acarician,
por la forma en que las mías te acarician,
por la forma en que los dos nos desvelamos...

enredar mis dedos en tu cabello,
acariciarte la frente,
dejarnos llevar por al conversación sobre lo que siento, sobre lo que sientes,
dejar de pensar solamente y comenzar a decirlo,
olvidarnos de l miedo,
lanzar y dejarnos caer en el abismo claro del salto,
morirnos cada vez que nos regalamos un cigarro con besos y deseos
de no tener que levantarnos,
disfrutar de las madrugadas urbanas, que sonríen con su particular belleza fea,
disfrutar de los amaneceres y de las mañanas
como se disfruta el desvelo placentero,
huir como locos a través de la ciudad de siempre
en secreto a voces,
detenernos en cualquier acera y entregarnos en un beso inconsciente
hasta que una bocina nos despierte,
reanudar el paso pero siempre bajo un abrazo,
dormir en el silencio y yo abrazando tu cuerpo y vos segura y cálida,
tus ojos cerrados mujer,
tus labios sonrientes,
tu respiración pasiva,
tus serenatas de pies agitados,
mi todo consciente-inconsciente,
mis manos temblando,
nosotros sin creer en la muerte,
vos naciendo y quemándote,
yo buscando tu alimento (como perro abandonado)
vos recordando el pasado, sollozando, sonriendo (es pasado),
yo sosteniendo tu mano para que no te quemés demasiado,
escribir sobre la ventana, sobre tu perfil, sobre tus persianas,
vos jurando que te gusta lo que escribí,
abrazarnos en silencio, callarnos los besos
sobre todo los míos, aquellos besos ruidosos de las mañanas,
nuestras narices juntas, respirando el mismo aire, como dándose un beso de esquimales,
tu cabello suelto, al aire, al sol,
el mío siempre un desastre, un desafío,
tu sonrisa inocentemente provocadora, tu tierna voz (de porcelana),
tus silencios a la orilla de la cama, dejar que el teléfono suene y no contestar,
escondernos en la sombra, nuestras manos bajo al mesa,
un beso a distancia cuando nadie nos vio,
discutir sobre lo que querían decir los avisos que no vimos,
los pronósticos que nadie entendió,
lo que no quisimos ver hasta que fue muy tarde, muy tarde para negarnos,
de lo que ninguno se arrepintió,
compartir una cocina para alimentarnos de besos, desayunos y almuerzos,
además del café que nunca nos faltó, porque era de las cosas básicas para sobrevivir:
Un café, un cigarro, el sueño socialista y vos.
¡Que fácil de complacer que sos!- me decías.
Conocer tu otro mundo, disfrutar del viaje como quien conoce el cielo de origen de un ángel,
las historias de ángeles que te gustan,
contarte sobre cómo conocí una estrella y me invitó a pasear con ella
para luego lanzarme a la tierra, al vacío,
para luego pedirme perdón y levantarme de nuevo...
perderse en las luces, perderme en tus luces,
las analogías socialistas, el proceso dialéctico,
las frases poco comunes, no prefabricadas,
hechas para vos y que nunca serán reutilizadas,
tus libros de historia, tus trabajos, tus diseños, tus edificios,
tus dibujos, el grabado en la botella que nunca me regalaste mas aprecio el gesto,
el baile en una pista con las miradas curiosas a mi torpeza,
el cantarte un tango a medias,
que me cantes sobre el hijo que una vez tuvo la luna,
la grabadora siempre encendida,
yo deshilachado por cantarte, mi guitarra asesinada por mi falta de práctica,
las construcciones mentales,
las deudas de besos pagadas con miradas y caricias a veces indiscretas,
el robarnos besos cuando nadie nos mira: -¿te enojás? -claro que no (contestaba yo),
Disimulemos, pero en este taxi tenemos el derecho a besarnos de camino...

(Puede continuar...)
F. Fallas

1 comentario:

Valen dijo...

Que buenos recuerdos! De ahi es de donde se aferran las sonrisas que ahora te toca construir!